Los decantadores tienen su origen en las antiguas ánforas de barro romanas que servían para el servicio del vino. Actualmente se realizan a base de cristal soplado y son una joya de la cristalería, pero ¿para que sirve un decantador?

¿Para que sirve un decantador?

Los decantadores tienen varias funciones. Entre ellas, la principal es airear para que desaparezcan los aromas a reducción. A veces, cuando el vino ha estado en botella mucho tiempo, puede tener algún aroma no deseado en la copa. Si es así, el decantador lo eliminaría.

La otra función importante que realiza el decantador es oxigenar el vino. El poner el vino en el decantador, este se abre y se potencian los aromas que en caso de no decantar necesitaríamos tener la botella abierta 30-45min.

En definitiva, al decantar el vino conseguimos que se pueda consumir antes en perfectas condiciones de servicio. Además, también nos ayudan a separar los posos naturales del vino, ya que se pueden ver al verterlo y evitar que caigan.

Tipos de decantadores

Hay una gran cantidad de tipos de decantadores dependiendo de sus diseños y utilidades. No obstante, centrándonos en su utilidad podemos distinguir dos tipos: de máxima oxigenación y de mínima oxigenación.

Los de máxima oxigenación, también llamados aireadores, son aquellos que por la anchura de la boca y la estructura de sus paredes permiten que el vino rompa al caer al recipiente y se oxigene. Se recomienda para eliminar aromas desagradables de aquello vinos que han pasado muchos años en botella.

En cambio, los decantadores de mínima oxigenación tienen la boca estrecha e inclinación de las paredes menso pronunciada, por lo que permiten que el vino se deslice por las paredes sin romper. Así se consigue la función del puro decantado sin dar lugar a oxidaciones indebidas del vino.

 

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